El Fondo Monetario Internacional (FMI) acaba de publicar la revisión del informe "Perspectivas Económicas Globales, Octubre 2016", en el cual Venezuela (gobierno de Nicolás Maduro) presenta un deterioro del desempeño económico para los próximos dos años.
El gobierno de Maduro experimentará por tercer año consecutivo una contracción del Producto Interno Bruto (PIB). En la revisión de octubre, el FMI estimó para Venezuela una recesión del 10%, 2% adicional a la efectuada en el mes de abril. Mantiene la inflación en 476% y el desempleo incrementó 0.6% para colocarse en 18%, es decir, según el FMI, las perspectivas económicas son muy graves para Venezuela en el 2016. El sistema económico venezolano continúa deteriorándose.
Al considerar el panorama económico del FMI para los dos próximos años cuando la Administración de Maduro está supuesta a concluir, el diagnóstico económico-financiero es peor todavía. El PIB continuará contrayéndose en el 2017 y 2018. La inflación alcanzará niveles de hiperinflación, de cuatro dígitos. El desempleo aumentará sucesivamente -advirtiendo que el 2016 el salto será de 11%. Las exportaciones petroleras y no petroleras caerán 3% PIB en cada año. Continuará el déficit en importaciones de bienes. Y la balanza por cuenta corriente en términos del PIB se mantendrá negativa en el 2017, lo que generará necesidades de financiación.
Por lo tanto, en el 2016 no terminarán las penurias del pueblo venezolano según los indicadores del FMI, y lo narrado el pasado domingo por el diario estadunidense The New York Times sobre la pesadilla del día a día de las familias con enfermos mentales, será apenas el preámbulo de la gran desgracia que se avecina en el 2017 y 2018, porque el régimen de Maduro está agotado. "Antes tenía proyectos y ahora el único proyecto es llegar al día siguiente" [Carlos Blanco].
Apuesta al azar, busca desesperadamente un incremento del precio del petróleo, sin tener el peso especifico para lograrlo. Más bien el deterioro de la industria petrolera es tomado como un factor dentro de la reducción de la oferta petrolera mundial.
De acuerdo al estimado de la empresa Rystad Energy, "la estatal petrolera venezolana, PDVSA, estará produciendo entre 1.6 – 1.7 millones de barriles por día de petróleo a finales de 2016", y agrega que en el 2017 PDVSA tendrá una declinación adicional de su producción de 400 mil barriles por día.
Adicionalmente, el crudo que PDVSA está comercializando en el mercado internacional es de menor calidad que los exportados por el resto de los países.
Al comparar su precio contra el petróleo importado por las refinerías de Estados Unidos desde México, Colombia y Arabia Saudita, es el menor. Este año, la diferencia es significativa contra el crudo de Arabia Saudita, $6 por barril; y aproximadamente $2,50 por barril con respecto al petróleo procedente desde México y Colombia, lo que hace que los ingresos de PDVSA por las exportaciones de petróleo hacia EE.UU disminuyan. Esto a su vez trae consecuencias en la disponibilidad de divisas líquidas para el flujo de caja de PDVSA y la venta de dólares al Banco Central de Venezuela, ya que las refinerías americanas son de los pocos clientes que cancelan la factura petrolera "constante y sonante".
Adicionalmente, el último informe del Foro Económico Mundial, "La Competitividad Global 2015-2016", ubica al gobierno de Maduro (Venezuela) entre las 9 economías menos competitivas del planeta, lo que refuerza las perspectivas económicas del FMI para Venezuela.
Con Maduro o cualquier otro gobierno del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en el poder ejecutivo, la capacidad de recuperación del país será prácticamente imposible. Las debilidades estructurales de la Administración han agravado los efectos y dificultado el progreso económico-social.
La conclusión del informe es que "la competitividad -entendida como una mayor productividad- es el motor clave del crecimiento y de la recuperación económica", porque durante la crisis del 2008, las economías más competitivas superaron sistemáticamente a los menos competitivos en términos de crecimiento económico, o bien resistiendo mejor la crisis, o recuperándose más rápidamente. Un resultado que es válido en todas las etapas de desarrollo.
Sin embargo, los paradigmas que rigen el gobierno de Maduro lo ha llevado a realizar maniobras económicas y financieras para sobrevivir un día más, como lo muestra el agotamiento de los activos de la nación: desde PDVSA hasta el oro monetario.
Por ello con Maduro no hay salida a la crisis. Más bien se agrava y se seguirá destruyendo la nación.