Una de las estrategias utilizadas por el régimen de Nicolás Maduro para derrotar a la dirigencia de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) fue la narrativa de que el régimen estaba dispuesto a pactar una salida del poder de forma paulatina, o como se dice en inglés con un "soft landing". El mensajero utilizado por el régimen de Maduro para persuadir a los líderes de la MUD de que ésta era su mejor opción, ante la crisis de gobernabilidad que atravesaba el país, fue el ex-presidente español Rodríguez Zapatero del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
La relación Zapatero con los líderes de los partidos Acción Democrática (AD), Un Nuevo Tiempo (UNT) y Voluntad Popular (VP) -más reciente- que integran la MUD, viene dada por la vinculación con la Internacional Socialista (IS), de la cual todos son miembros plenos.
En otro escenario, en julio de 2016, el régimen de Maduro empleó de manera efectiva al ex-presidente español para bloquear la iniciativa del Secretario General de Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, de aplicar la Carta Democrática Interamericana a Venezuela. Y hace siete meses, Zapatero encabezó una carta dirigida a la OEA en la que expuso el argumento central del cuento chino. Se trata de "Preservar la paz y poner fin a un conflicto tan profundo no permite atajos, sólo una paciente perseverancia podrá tener resultados satisfactorios".
Además, el tema del "soft landing" se manejó a nivel de "petit comité", entre Zapatero y los líderes de AD, UNT, VP y Primero Justicia (PJ).
Una parte importante del relato fue la negociación de la inmunidad para los miembros del régimen que cometieron crímenes de lesa humanidad y/o están sancionados por Estados Unidos y Canadá. Para ello, se propuso hacer algo similar al acuerdo sobre justica con las Farc en el Acuerdo de Paz de Colombia, que pasaron de ser una organización terrorista a una organización armada guerrillera -el gobierno de Santos asumió el compromiso de convencer a la comunidad internacional de que las Farc no eran terroristas.
Cabe recordar que en mayo 2014 la subsecretaria de Estado para el Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, aseveró en testimonio ante la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado de EE.UU. que dirigentes de la MUD abogaban por que no se impusieran sanciones contra funcionarios del chavismo involucrados en las violaciones de los derechos humanos. Del mismo modo, la dirigencia de la MUD asumiría ante las Administraciones de Trump y Trudeau el rol que hizo el presidente Santos con las Farc internacionalmente.
Fue así como la dirigencia de AD, UNT, VP y PJ creyeron que lograrían salir de Maduro. La hoja de ruta electoral: elecciones de gobernadores este año y las municipales y presidenciales el próximo, marcarían la forma paulatina de la transferencia del poder, porque "una paciente perseverancia podrá tener resultados satisfactorios".
Para corroborar este cuento chino, los días antes de la elección 15-O, el régimen de Maduro reafirmaba que estaba listo el diálogo, entiéndase el "soft landing". "Después de las elecciones nos vamos a sentar a terminar de cerrar el acuerdo de convivencia en el que ya hemos avanzado muchísimo los sectores de la derecha venezolana y las fuerzas de la revolución".
La tarde del 15-O, todos los dirigentes de la MUD actuaban de acuerdo al relato de República Dominicana. "Lo que ha ocurrido hoy (domingo) en Venezuela, de lo que nos sentimos tan orgullosos, es una enorme, una gigantesca, victoria popular de dimensiones históricas", declaró el dirigente Ramón Guillermo Aveledo, en representación MUD. Reapareció Aveledo, uno de los que señaló Roberta Jacobson que le llamaba para que no sancionara a chavistas. Iba a jugar un rol fundamental en la amnistía de la nomenclatura.
Sin embargo, no fue así. Esa noche Maduro propinó una contundente derrota a la MUD. Sus dirigentes (petit comité) quedaban desubicados y sin capacidad de reacción. Los eventos que transcurrieron 72 horas antes de la elección no levantaron las alarmas como para apretar el botón de "stop". Se asumió como eventos que se podían manejar con normalidad dentro los riesgos, colocando transporte en los centros electorales reubicados, entre otros.
La intención con la elección de gobernadores no era la de un "soft landing" del régimen. Fue la implosión de la MUD. La derrota del oficialismo en las elecciones parlamentarias de 2015 tenía que borrarse de la mente de los venezolanos, demostrando que la oposición es una minoría a pesar del alto rechazo a la gestión de Maduro por la grave crisis social y económica que atraviesa Venezuela.
Con el "soft landing" la oposición ha regresado a ser un archipiélago de pequeños partidos políticos. Mientras que el PSUV se erigió como el referente, al pasar de tener 33% de la representación parlamentaria a ocupar el 80% de las gobernaciones. Así mismo, le permitió a Nicolás Maduro erigirse como el líder indiscutible del oficialismo, quitándose la sombra de Diosdado Cabello a quien, además, derrotó en la elección de la Asamblea Nacional Constituyente con por lo menos 1 millón de votos adicionales.
El "soft landing" no fue más que un cuento chino de Maduro.