La semana pasada, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, aseguró que para solucionar la crisis humanitaria en la ruta migratoria por el Darién, la selvática frontera que separa a Colombia y Panamá, hay que “desbloquear económicamente a Venezuela”.
La administración Biden también considera que la normalización de las relaciones con el régimen de Nicolás Maduro resolvería la crisis migratoria venezolana en la frontera sur de Estados Unidos. Además, ve al país bolivariano como una fuente alternativa para aumentar la oferta de petróleo en el mercado global y, potencialmente, contrarrestar la subida de precios del crudo. Especialmente, cuando el príncipe saudí, Mohamed Bin Salman, y el mandatario de Rusia, Vladimir Putin, han intentado incrementarlos, reduciendo la producción. Lo que tendrá un impacto en el precio de la gasolina durante el año electoral 2024.
En consecuencia, la Casa Blanca ha otorgado licencias a empresas petroleras que han permitido, a la estadounidense Chevron Corporation, la extracción de petróleo en la faja petrolífera del Orinoco y Boscán; así como la exportación a las refinerías del Golfo (PADD 3), con una capacidad de 2.100.000 barriles/día. De igual manera, ha otorgado licencia a las petroleras española Repsol y la italiana Eni, que dirigen sus envíos de crudo hacia las refinerías españolas.
La evidencia muestra que, en el segundo trimestre de este año, estamos ante la presencia de la tercera ola del éxodo venezolano (87.824), entrando por la frontera sur estadounidense. Las dos primeras ocurrieron en el último trimestre de 2021 (67.968 personas) y en el otoño de 2022 (81.225), según la organización defensora de los derechos humanos en las Américas WOLA.
La decisión del gobierno de Andrés Manuel López Obrador de exigir visa a los venezolanos y de la administración estadounidense de aplicar el Título 42, que permitió devolverlos en caliente a México, disminuyeron el ritmo del ingreso de migrantes de este país al territorio americano.
Las causas fundamentales de la migración de los venezolanos son socioeconómicas, junto con la violación de los derechos humanos. Son ocasionadas por el régimen madurista que ha secuestrado el país y busca perpetuarse en el poder a toda costa.
En 2022 acuñó la frase “Venezuela se arregló” para afianzar la idea de una normalización del sector empresarial y los sindicatos. Hicieron públicas las reuniones con representantes de Fedecámaras después de 15 años de decretar aumentos salariales unilateralmente.
El saqueo de las arcas de la nación por parte de la nomenclatura psuvista durante este tiempo y las dificultades para lavar los capitales debido a las sanciones impuestas por Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea los obligó a hacerlo en el país. Se refugiaron en el este de Caracas. En el resto del territorio nacional, la gran mayoría siguió sumida en la miseria.
El dólar, proscrito por 15 años, comenzó a circular libremente en 2019 cuando Maduro relajó los controles de cambio y de precios reinantes desde la época de Hugo Chávez.
Por otra parte, la protesta social para reclamar mejoras en la calidad de vida fue judicializada, violándoles los derechos a sus dirigentes y actores sociales.
Al evaluar el impacto de la licencia otorgada a Chevron para producir y exportar el petróleo venezolano a las refinerías de Estados Unidos, encontramos que los ingresos a la socia mayoritaria de las empresas mixtas, Pdvsa, han sido utilizados para que el Estado (Maduro) intervenga en el mercado cambiario.
La correlación entre los inmigrantes venezolanos y las exportaciones de crudo a Estados Unidos es positiva (0,88). Es decir, que los ingresos por exportaciones petroleras no tienen impacto en la calidad de vida de la población venezolana. Solo favorece al régimen de Maduro. Le permite sostener a sus compinches con la adquisición de dólares limpios resultantes de las actividades de Chevron.
Además, el flujo de caja del régimen ha mejorado en gran medida por la importante cantidad de divisas que oferta la petrolera estadounidense con sede en California. Representó 20% de la demanda de divisas que atendió la banca, según el informe de abril de la firma Síntesis Financiera.
En conclusión, la idea de que desbloquear económicamente al régimen de Maduro es la solución a la crisis humanitaria en la ruta migratoria por el Darién es falso de toda falsedad.
El régimen ha construido esta narrativa para obtener divisas legítimas que le permitan mantener el blanqueo de las actividades ilícitas que maneja el Estado mafioso-criminal. En consecuencia, aferrarse al poder.
La solución a la crisis que provoca el éxodo de los venezolanos radica en la salida del madurismo y el establecimiento de una nueva estructura democrática en el país.
Liberar las ataduras económicas que tiene Maduro para actuar por la libre solo traerá más éxodo hasta un punto que solo se quedarán los atrapados sin salida y los que viven (enchufados) del Estado mafioso-criminal.