El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) se impone a nivel nacional en las elecciones regionales del 16 de diciembre en Venezuela. Asimismo, el triunfo de Henrique Capriles Radonski en el estado Miranda significa su consolidación como líder natural de la oposición.
En las elecciones parlamentarias para la Asamblea Nacional del 26 de septiembre de 2010, los partidos de oposición obtuvieron 251.019 más votos populares que el PSUV. Este hecho llevó al PSUV a plantearse la necesidad de establecer una estrategia para mantener el poder ante la elección presidencial y de gobernadores en el año 2012. La solución que encontraron fue convertir el Estado en el partido de gobierno para utilizar todos sus recursos; el uso de la tecnología de información para conocer al instante la participación de los electores en los centros electorales y una estructura de movilización denominada 1x10, es decir, un militante es responsable de asegurar diez votos.
Esta estrategia le permitió al PSUV ganar las elecciones del 7 de octubre y del 16 de diciembre con los mismos resultados electorales, el PSUV 55 por ciento y la MUD 44 por ciento, a pesar de haber habido una abstención del 26 por ciento mayor en la elección del 16 de diciembre.
Ante esta situación es difícil que un candidato de la oposición se imponga al PSUV. Sin embargo, en un año marcado por la incertidumbre de la salud del presidente Chávez, los resultados de las elecciones regionales del 16 de diciembre y la presidencial del 7 de Octubre
son clave para poder evaluar el escenario político de los próximos meses en el país.
Consolidación del partido cívico-militar
La composición territorial venezolana está constituida por un total de 23 entidades federales o estados. En las elecciones del 23 de noviembre de 2008 las organizaciones políticas democráticas que adversaban al gobierno de Chávez, obtuvieron 5 gobernaciones. A este número, se le suman 2 estados -Lara y Monagas- de los cuales sus gobernadores se distanciaron de las políticas del presidente Chávez en los últimos años y que se aliaron con el sector opositor, sumando así 7 gobernaciones frente a 16 del chavismo.
El resultado electoral del 16 de diciembre da un vuelco a esta situación. El partido de gobierno no perdió espacios, más bien dominó claramente el mapa político electoral al arrebatarle a la oposición gran parte de sus dominios más preciados: Zulia, Táchira, Carabobo y Nueva Esparta.
Sumando así 20 de los 23 estados en su poder. Y no solo eso, en algunas de las gobernaciones donde triunfaron líderes opositores, el PSUV logró obtener los consejos legislativos; por ejemplo, en Lara, fueron electos 9 diputados regionales por el PSUV y 6 por la oposición y en Miranda el PSUV obtuvo 8 diputados regionales mientras que la MUD alcanzó 7.
Esto consolida al PSUV como la fuerza política más importante del país y facilita la continuidad del proyecto bolivariano aún si se presentase la ausencia de Chávez de la arena política en un futuro próximo.
Es importante resaltar que de las 20 gobernaciones que obtiene el PSUV, 11 son ganadas por militares no activos. Esto refuerza la tesis ideológica del caudillo-ejército-pueblo con una relación de poder de control y seguimiento, concentrado, unificado y centralizado. Por otro lado, destaca la militarización del aparato gubernamental que se ha permeado incluso dentro de organizaciones como el PSUV bajo la idea que son partes de un todo.
Entre los uniformados se encuentran: Ramón Rodríguez Chacín (Guárico), ex ministro del Interior; Jorge Luis García Carneiro (Vargas), Carlos Mata Figueroa (Nueva Esparta) y Henri Rangel Silva (Trujillo), ex ministros de la Defensa; Ramón Carrizález (Apure), ex vicepresidente de la República; José Vielma Mora (Táchira), ex presidente del Seniat; Francisco Rangel Gómez (Bolívar), ex ministro de la Secretaría de la Presidencia; así como otros compañeros de Chávez en los golpes de Estado de 1992 como Francisco Ameliach (Carabobo), Wilmar Castro Soteldo (Portuguesa), Julio León Heredia (Yaracuy) y Francisco Arias Cárdenas (Zulia).
Los partidos políticos de la MUD
Si analizamos detenidamente como fue la variación de la votación por partido, comparando los resultados de las elecciones regionales de 2008 con las del 2012, observamos que el único partido político que aumenta su capital político es Primero Justicia, en un 247 por ciento, al pasar de 245.705 votos obtenidos en 2008 a 852.040 en 2012. Todos los demás partidos, incluyendo el PSUV, muestran un decrecimiento del capital político. El menos afectado es el PSUV que decrece en un 10,45 por ciento; seguido por Un Nuevo Tiempo (UNT) 91,72 por ciento; Acción Democrática con un 128,67 por ciento, y COPEI en un 141,65 por ciento.
Si a este elemento comparativo le añadimos el significado de la indiscutible candidatura de Henrique Capriles en una posible nueva elección presidencial, podemos decir que los partidos políticos de la MUD enfrentan una realidad donde el culto a la personalidad (caudillo-masa), la
fusión estado-partido y las relaciones con Cuba, Irán, China y Rusia determinan la hoja de ruta para alcanzar el poder.
Los retos de la oposición
A pesar de que la diversidad política es la característica fundamental de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), agrupación formada por más de una docena de partidos políticos adversos al gobierno de Chávez, logró con la reelección de Capriles en Miranda la consolidación de su líder natural. En un escenario de elección presidencial en los próximos meses la oposición logra mantener viva la esperanza de un cambio en torno a una candidatura de Capriles frente a Nicolás Maduro del PSUV.
Con las condiciones electorales actuales, los recursos económicos y estructurales con los que cuenta el chavismo, es casi invencible. En este sentido, el peor error que la oposición podría cometer seria subestimar a Nicolás Maduro por su origen, así como subestimaron a Chávez hace 14 años.
Los resultados regionales indican que la maquinaria electoral del chavismo (1x10) está aceitada y lista para apoyar a Maduro en caso de que la salud del presidente le impida asumir la presidencia el 10 de enero. En una eventual nueva elección presidencial con las actuales reglas
de juego, sumadas al control territorial de 20 de los 23 estados, convierten a Maduro en un candidato oficialista poco posible de vencer.
Surge la imperante necesidad de revisar el proceso electoral desde el desarrollo de la campaña electoral, el ejercicio y la defensa del voto a través de nuevas estructuras partidistas y estrategias de movilización, entre otras.
Es el momento de impulsar los liderazgos sociales como los que representan Henrique Capriles y Henri Falcón.
Consolidar la unidad enmarcada en la MUD y coordinar esfuerzos con gobiernos democráticos, organizaciones y redes sociales, así como con Organizaciones No Gubernamentales, para darle la identidad al liderazgo social de la oposición en la nueva contienda contra el chavismo.
La oposición venezolana debe trabajar inmediatamente en las dificultades para alcanzar el objetivo superior de representar los valores de la democracia, la descentralización, y la libertad política, social y económica de cara a unos próximos comicios presidenciales en el 2013.
Y ahora qué?
Mientras tanto, el gobierno y el PSUV avanzarán lo máximo posible en aprobar leyes y en profundizar medidas que impulsen el Estado comunal. Buscarán acelerar el camino al socialismo basados en la toma de poder de la mayoría de las gobernaciones. Igualmente, perfeccionarán
las maquinarias municipales de cara a las elecciones locales en abril de 2013.
Lo cierto es que los resultados electorales anunciados por el Consejo Nacional Electoral marcaron el inicio de un nuevo mapa político en Venezuela. El 2013 estará marcado por una presencia determinante del PSUV en todos los rincones del país. Esto podría acelerar el camino
hacia la consolidación del estado comunista y la hegemonía total del proyecto bolivariano.