Este domingo 17 de abril, varios países productores de crudo de la OPEP como no OPEP se reúnen en Doha, Qatar, para evaluar la propuesta acordada el 16 de febrero por Arabia Saudita, Rusia, Qatar y Venezuela, de congelar los niveles de producción de crudo del pasado mes de enero. Una propuesta que con la excepción de Arabia Saudita mantiene los niveles de producción de los respectivos países a máxima capacidad. En efecto, Rusia y Arabia Saudita lograron producciones casi record en ese primer mes del año. Por lo tanto, en el corto plazo, el impacto de la propuesta para balancear el mercado petrolero será mínimo porque persistirá la sobreoferta mundial de petróleo. Para enero el precio de la cesta OPEP era de $26,31 por barril.
La estrategia del ministro saudí, Ali al-Naimi, de no recortar la producción de la OPEP en el 2014 y 2015 estaría generando el equilibrio entre la oferta y las demanda mundial de crudos a partir del tercer trimestre de este año. Y en el 2017, tercer trimestre, se produciría un déficit en la oferta, incrementando el precio del barril de petróleo.
Sin embargo, la actual crisis económica en países petroleros como Rusia y Venezuela, entre otros, con caídas del PIB y déficit presupuestarios por los últimos dos años, requieren desesperadamente la recuperación de los precios de petróleo, por lo que el acuerdo de Doha les ha permitido detener la caída del precio del crudo. Mientras que el reino de Arabia Saudita mantiene la defensa del mercado (market share) al producir a máxima capacidad, con el beneficio del incremento de los precios de petróleo.
Porque el mercado -bolsa de valores- con el simple anuncio del acuerdo en febrero experimentó un incremento en el precio del crudo, la cesta OPEP subió 8% en febrero y 16% en marzo, mientras que el crudo marcador de los Estados Unidos, WTI, aumentó 23% en marzo, para colocarse en $33,72 promedio año. Y ayer, el WTI alcanzó el precio más alto en lo que va del año, $42,42 por barril.
Un valor incompatible para el re-equilibrio del mercado petrolero porque el efecto de los precios bajo, en un rango de $30-$35 (barril del WTI ) en el primer semestre del año, produciría una caída en la producción de los países no OPEP equivalente a 700 mil barriles día. Muy distinto si el precio del WTI en el segundo trimestre se ubica entre $45-$50 el barril porque estimularía de nuevo la producción de shale oil en Estados Unidos, y la caída de producción en los países no OPEP se ubicaría en 200 mil barriles día este año.
Por supuesto, el gobierno de Maduro apuesta al escenario de congelamiento de la producción petrolera para obtener más dólares por los barriles vendidos en el exterior. La cesta venezolana, la semana pasada, se ubicó en $26,31 por barril promedio año. Un 34% por debajo del precio requerido para compensar el presupuesto nacional. Un precio que coloca el flujo de caja de la estatal petrolera venezolana, PDVSA, en negativo. Por consiguiente, en dificultades para venderle dólares al Banco Central de Venezuela (BCV) y con el cumplimiento de pagos a sus empresas de servicios. Al gobierno de Maduro le afecta el nivel de las Reservas Internacionales Líquidas del país, lo que hace difícil la importación necesaria de bienes y servicios, resultando en la crisis humanitaria que atraviesa el país.
Sin embargo, el acuerdo de Doha tiene un gran adversario que es Irán -miembro de la OPEP-, quien no está dispuesto a limitar su capacidad de producción petrolera durante los próximos años y busca regresar a la producción de crudo -antes de las sanciones- de tres millones ochocientos mil barriles día. Además, es uno de los productores de crudo con más bajos costos de producción, entre $10 - $15 el barril.
El acuerdo de Doha también pasa porque Arabia Saudita, un país de religión suní, acepte que Irán de religión chiita puede incrementar su producción de crudo en 800 mil barriles día este año, lo que le permitiría [a Irán] generar recursos adicionales para financiar grupos insurgentes como los hutías en Yemen-Arabia Saudita. Por lo tanto, en el acuerdo de Doha se presenta la contienda de los liderazgos del mundo islámico y de la OPEP (Irán-Arabia Saudita).
Si este domingo el acuerdo de Doha es aprobado por Rusia y los países de la OPEP, excepto Irán, su vigencia será transitoria, por el retorno de la producción de esquistos. En consecuencia, el precio del crudo WTI volverá al rango de $30 - $35 en las próximas semanas. De lo contrario, si no se ponen de acuerdo este domingo, el precio retrocederá en los días subsiguientes a los niveles de $35 - $37, el WTI.
En el acuerdo de Doha, Maduro busca desesperadamente obtener las divisas para seguir en el poder. Más no será así. La economía seguirá en recesión.
Así de grave es la situación económica en Venezuela.