El próximo martes, 3 de noviembre, los estadounidenses eligen el presidente para el período 2021-2025. Las encuestas dan como ganador al candidato demócrata Joe Biden en el voto popular, según los últimos datos agregados en el sitio web de RealClearPolitics.
El semanario británico The Economist coincide con este resultado electoral. Asimismo, pronostica que la probabilidad de conseguir la mayoría de los votos populares es de 99%, de acuerdo con sus datos electorales, económicos y demográficos.
Sin embargo, en 2016, los resultados electorales del Brexit en el Reino Unido y de Donald Trump en Estados Unidos demostraron que no siempre el voto se corresponde con las predicciones de la mayoría de las encuestas.
Las redes sociales y sobre todo Facebook influyeron en el voto de los electores. El uso de la posverdad –relativo a o denotando circunstancias en las que hechos objetivos son menos importantes en la formación de la opinión pública que la apelación a la emoción y a la creencia personal– fue determinante en el comportamiento de los estadounidenses, que sorprendió a los estrategas de las respectivas campañas electorales, porque la persuasión fue más importante que la demostración, apelando a mecanismos emocionales. En otras palabras, los electores construyeron su propia versión de la realidad a partir de lo que les parecía más lógico, atractivo o coincidía con lo que estaban acostumbrados a creer y no necesariamente con la verdad.
Cuatro años después, la corriente globalista busca alcanzar de nuevo la presidencia de Estados Unidos, esta vez con la llave Joe Biden-Kamala Harris. Pero en esta ocasión Twitter y Facebook han restringido la divulgación de contenidos/mensajes de Trump y su equipo de campaña para evitar la experiencia de 2016.
Además, la gran mayoría de los medios de comunicación alineados con los demócratas destacan las cifras de muertes causadas por el covid-19, que atribuyen al mal manejo de Trump de la pandemia, y, en consecuencia, lo asocian al sentimiento del miedo a la muerte y desesperanza entre los electores estadounidenses. Asimismo, han estigmatizado al mandatario y ahora candidato republicano como misógino, xenófobo, racista, supremacista blanco, entre otros, a lo largo de su gobierno.
Este hecho es importante porque al identificarse con la figura de Trump públicamente o en una encuesta, el elector es percibido como alguien racista, sexista, homofóbico, políticamente incorrecto. Esta situación, entonces, genera un voto oculto. La presión social ha llevado a muchas personas a no expresar públicamente su apoyo a un personaje tan controversial y polarizador como Trump, incluso encuestadores anónimos.
Así que las encuestas podrían variar por la presión social del votante pro-Trump en los estados capitales o swing states de Arizona, Florida, Georgia, Michigan, Minnesota, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin, que el presidente ganó en 2016. Un votante al que Trump se refiere a menudo como la "mayoría silenciosa".
Si las elecciones se celebraran hoy, las últimas encuestas sugieren un resultado en el colegio electoral favorable al candidato demócrata, Joe Biden.
Sin embargo, al realizar un análisis de las tendencias de las encuestas de RealClearPolitics con un pronóstico del voto oculto en los swing states se observa que Trump obtendría Arizona, Florida, Georgia, Carolina del Norte y Pensilvania, y Biden los estados de Michigan, Minnesota y Wisconsin.
En el caso de Pensilvania, las últimas dos encuestadoras, InsiderAdvantage y Trafalgar Group, dan a Trump como ganador y empatado, respectivamente.
Estos resultados inclinan la elección a favor de Trump, obteniendo 278 votos en los colegios electorales. 8 delegados más de los que se requiere para conseguir la presidencia.
El modelo utiliza las encuestas de RealClearPolitics y las pondera con los resultados de la elección de 2016, proporcionándole más peso al comportamiento electoral de los últimos 14 días.
La elección de 2020 tiene un voto oculto republicano que también se hubiese registrado en el Partido Demócrata si Bernie Sanders hubiera ganado la nominación. Se habría producido un voto oculto en ambas candidaturas, porque a muchos demócratas moderados les hubiese costado admitir que estaban votando por un socialista. Pero debido a que Biden es muy moderado y está en el espectro político del medio, no hay ningún estigma al votar por él. Esto permite predecir mejor los resultados demócratas.
A una semana de los comicios pareciera entonces que el voto oculto inclinará la balanza a favor de Trump. De darse este resultado, ojalá Biden pueda calmar las pasiones en su partido porque los grupos radicales podrían generar violencia ante la frustración de tener el mismo presidente por cuatro años más.
Este es el escenario electoral de menor probabilidad en la mayoría de las encuestas, pero hay que tomarlo en cuenta: Donald Trump puede sorprender de nuevo a las empresas encuestadoras y ser reelecto.