Dentro de dos semanas, jefes de Estado, Gobierno y delegados de los países de la región se reunirán en Los Ángeles, Estados Unidos, en la IX Cumbre de las Américas. Han transcurrido 28 años desde que sucedió la primera en la ciudad de Miami (1994). Durante este tiempo, mandatarios del hemisferio occidental han buscado alinear sus esfuerzos con metas que permitan a todas las naciones del continente superar el subdesarrollo.
Pacto para el desarrollo y la prosperidad
El resultado de las ocho cumbres anteriores muestra que las Américas siguen buscando el “pacto para el desarrollo y la prosperidad”. En Miami se consideró que las estrategias para alcanzarlo eran la democracia, el libre comercio y el desarrollo sostenible.
Veníamos de la caída del muro de Berlín (1989) y la disolución de la Unión Soviética (1991). El triunfo de la democracia y la economía de mercado sobre la dictadura del proletariado y el comunismo marcaron la I Cumbre de las Américas en Miami. Esto llevó a que los países independientes acordaran crear, al concluir las negociaciones, el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) a más tardar en el año 2005. La gran apuesta de la administración de Bill Clinton (1993-2001) para el hemisferio occidental: crear la zona de libre comercio más grande del mundo con la integración de 34 países, 750 millones de habitantes y varias economías emergentes.
En cuanto a la democracia, la III Cumbre de Quebec (Canadá) se propuso la creación de la Carta Democrática Interamericana (2001), un instrumento regional importante para la defensa de la democracia en las Américas. Con este mandato, los países reconocieron que el ejercicio efectivo de la democracia representativa era condición necesaria para el desarrollo y prosperidad de los pueblos americanos.
La época de golpes de Estado que la región había vivido por décadas en el siglo XX ―un gobierno democráticamente electo desplazado por una junta militar, el enfrentamiento entre poderes que terminaba con el desplazamiento de todos ellos por uniformados, seguido de violaciones masivas de derechos humanos y el fin del Estado de Derecho― llegaba a su fin. Sin embargo, han surgido regímenes autoritarios después de elecciones libres, justas y competitivas, que una vez tomado el poder desmontan la institucionalidad democrática para seguir ejerciéndolo.
En 2001, Cuba era la única dictadura que había en las Américas. Actualmente, Venezuela, Nicaragua y Haití han engrosado la lista de regímenes autoritarios, según el Índice de Democracia 2021 elaborado por la Unidad de Inteligencia de The Economist. Agrega que “América Latina tiene la recesión democrática más acentuada de cualquier región en 15 años (2007)”. Además, “el promedio de la región se redujo en 0,54 puntos y varios países han tenido grandes retrocesos”.
Fin de la integración comercial
Las tesis de los movimientos antiglobalización e izquierda, tipo socialismo del siglo XXI y Foro de Sao Paulo, de la década de los noventa, frenaron la creación del ALCA en la IV Cumbre de las Américas en Mar del Plata, Argentina, en 2005.
El anfitrión, Néstor Kirchner, con los presidentes Lula da Silva (Brasil), Hugo Chávez (Venezuela), Nicanor Duarte Frutos (Paraguay) y Tabaré Vázquez (Uruguay) rechazaron el establecimiento de mercados más abiertos, transparentes e integrados, desde Alaska a Tierra del Fuego, con la eliminación de barreras arancelarias, liberalización de servicios, acuerdos de protección de inversiones extranjeras intrazona y limitación de la capacidad estatal para orientar las compras públicas. Marcó un hito histórico en la región.
El superciclo de materias primas encabezado por el crecimiento del producto interno bruto de China favoreció el PIB de la región en la primera década de 2000, fortaleciendo el modelo rentista en América del Sur. Esto llevó a América Latina y el Caribe a crear mecanismos de dependencia intrarregional como la comunidad de países que integran la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América y Petrocaribe.
El Caribe consolidaba una posición antiestadounidense al depender de los hidrocarburos venezolanos, el narcotráfico y el lavado de dinero producto de las actividades ilícitas y la corrupción.
La penetración del negocio de las drogas en Latinoamérica y el Caribe en la segunda década del 2000, teniendo al Estado venezolano como uno de los principales centros mundiales para la distribución y blanqueo de capitales, ha permitido la creación de una red criminal internacional vinculada a estructuras que operan en países de regímenes autoritarios.
Guerra Rusia-Ucrania: democracia vs autoritarismo
La guerra de Rusia-Ucrania ha mostrado la naturaleza de los gobiernos latinoamericanos. En la reciente votación para suspender a Rusia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Brasil, El Salvador y México se abstuvieron; y Cuba, Nicaragua y Bolivia se opusieron. Venezuela no votó por estar insolvente con la organización.
El presidente Joe Biden ha dejado en claro que tiene como un eje de su gestión la democracia, así lo manifestó en la Cumbre por la Democracia (2021): “Tenemos que defender la justicia y el Estado de Derecho, la libertad de expresión, la libertad de reunión, la libertad de prensa, la libertad religiosa y todos los derechos humanos inherentes a cada individuo”.
Si es entonces consecuente con sus ideas, Biden debe ignorar el chantaje de Andrés Manuel López Obrador, presidente de México ―que ha conseguido el respaldo de mandatarios del Caribe, Chile, Argentina y Bolivia―, para que ningún país sea excluido de la IX Cumbre de las Américas. Su lucha por la democracia perderá fuerza si invita a los regímenes dictatoriales de Cuba, Nicaragua y Venezuela, este último incluso con una averiguación abierta en la Corte Penal Internacional por supuestos crímenes de lesa humanidad.
Si por la víspera se saca el día, los países alineados con Rusia en la ONU no asumen la “democracia como un acto sino como un estado”. Así que Biden debería mostrar firmeza y evitar el error de la Cumbre por la Democracia, a la que invitó a países no democráticos. La lista de invitados, una mezcla de democracias liberales, democracias en retroceso y regímenes de tendencia autoritaria, fue muy criticada. Un giro en este sentido podría costarle su legado y la derrota en las elecciones de medio mandato de noviembre.