El expresidente Barack Obama y el representante de la mayoría de la Cámara de Representantes, James E. Clyburn, quienes influyeron para que Joe Biden fuera el candidato presidencial del Partido Demócrata en 2020, salieron al paso de nuevo la semana pasada, buscando detener la marea roja ―el voto por los candidatos del Partido Republicano― prevista por la mayoría de las encuestadoras en las elecciones estadounidenses de medio período presidencial (2020-2024) que se celebraron ayer.
En febrero de 2020, la narrativa fue el miedo por el futuro del país. El congresista Clyburn afirmó, tres días antes de las primarias de Carolina del Sur: “Tengo miedo por mis hijas y su futuro y por sus hijos y el futuro de sus hijos”.
Ahora el representante de la mayoría de la Cámara de Representantes dijo a Fox New Sunday que “la democracia se acabará” si los demócratas pierden las elecciones intermedias. Y agregó que ve similitudes entre la democracia estadounidense actual y la democracia alemana de los años treinta, antes de que Hitler llegara al poder. “He estudiado historia toda mi vida. He enseñado historia. Y les digo que lo que veo aquí es un paralelismo con lo que ocurría en los años treinta en Alemania”.
El expresidente Barack Obama también advirtió el pasado miércoles que “si los negadores de las elecciones [republicanos] son el gobernador, el senador, el secretario de Estado y el fiscal general, la democracia tal como la conocemos puede no sobrevivir (...). Eso no es una exageración. Es un hecho”.
Por su parte, el presidente Biden señaló en un discurso la semana pasada y este lunes que la democracia de Estados Unidos corría el riesgo de desmoronarse. Dijo: “En nuestros huesos, sabemos que la democracia está en peligro”.
La derrota de los demócratas en estas elecciones tendrá un alto impacto en la agenda Biden-Harris de los próximos dos años, que apuntala el Estado como proveedor de la felicidad y la prosperidad del pueblo. Muy contrario al fin de la democracia.
El posible control de las dos Cámaras del Congreso por parte de los republicanos retará muchas de las políticas que han permitido la aparición de la inflación ―fenómeno monetario― y la creación de las condiciones para el surgimiento de una recesión.
Nos adentraremos en un período que se parecerá más a las 3 décadas entre 1914 y 1945, que a los 40 años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Una época marcada por la Primera Guerra Mundial; la pandemia de la gripe española; el crack de Wall Street de 1929; la Gran Depresión; las guerras comerciales y monetarias masivas; la inflación, la hiperinflación y la deflación; las crisis financieras y de la deuda, que condujeron a colapsos masivos y a impagos; y el surgimiento de regímenes militaristas autoritarios en Italia, Alemania, Japón, España y otros lugares, que culminaron en la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto.
Estamos viviendo en un cambio de época en el cual la paz relativa, la prosperidad y el creciente bienestar global que hemos dado por sentado desaparecerán. Una nueva época que está siendo signada por la polarización, el populismo y la posverdad, como lo señaló Moisés Naím en su libro La revancha de los poderosos.
Por ejemplo, según una encuesta reciente de NBC News, 80% de los demócratas y 80% de los republicanos afirman que la agenda del otro partido “destruirá a Estados Unidos tal como lo conocemos”.
Además, la satisfacción inmediata, resultante de la interacción con las redes sociales, reforzada por la tecnología informática de la realidad virtual, han facilitado cada vez más una relación emocional entre líder–seguidor, llegando al mesianismo político. La causa falsa del populismo.
Entonces, la muerte de la democracia estadounidense anunciada por Biden, Obama y Clyburn es la misma que ven los 277 (46%) candidatos adosados por Donald Trump en las elecciones de medio período. Pero, en el caso republicano es el fin de los pilares de Estados Unidos (1787). Ronald Reagan lo recogió muy bien en su discurso de bienvenida a la primera ministra británica Margaret Thatcher en 1988: “No es más burocracia y redistribución de la riqueza, sino menos gobierno y más libertad para el empresario y para la creatividad del individuo”.
Los próximos años y décadas estarán marcados por una crisis de deuda estanflacionaria y las grandes amenazas relacionadas con ella ―guerra, pandemias, cambio climático, Inteligencia Artificial disruptiva y desglobalización-, todo lo cual será malo para el empleo, las economías, los mercados, la paz y la prosperidad.
La mayoría de los estadounidenses creen que el Partido Republicano está más preparado para hacer frente al escenario de 1930 y 1940, solo que ahora con esteroides porque las amenazas actuales están interconectadas.
La democracia no está amenazada en Estados Unidos. Estamos viviendo un cambio de era. Y el pueblo estadounidense lo refleja en la elección de medio período. Y en este cambio, la libertad y el ejercicio de la democracia son los valores que nos pueden salvar del apocalipsis que se avecina.