La decisión del régimen de Nicolás Maduro de sustituir a las autoridades del Consejo Nacional Electoral (CNE) -a las anteriores les faltaban 5 años para concluir su período- por unas figuras comprometidas con su permanencia en el poder se debe a la baja probabilidad que tiene de ganar la elección presidencial bajo las reglas de la democracia: libre, justa, competitiva y verificable.
Los estudios de opinión indican que casi 9 de cada 10 venezolanos quieren un cambio político grande, profundo, positivo, nuevo, esperanzador. Que no sea sólo político, sino total. Porque la mayoría está pasando un momento muy difícil debido a la alta inflación, la gran corrupción (saqueo), la grave crisis económica (contracción), el alto desempleo y la mala gestión del régimen (servicios públicos). Se siente frustrada y abandonada, sin una posibilidad futura.
Una situación que ha llevado a millones de venezolanos a abandonar el país para buscar un mejor porvenir. No quiere seguir sufriendo ni vivir más en angustia. La gran preocupación de la gente es el futuro y los hijos que se van.
Asimismo, muchas de las encuestas señalan que María Corina Machado representa el cambio que quiere la mayoría de los venezolanos. La líder de Vente Venezuela propone un país distinto al que hemos tenido hasta ahora, donde el ciudadano sea el propio gestor de su felicidad y no el Estado benefactor o la justicia social.
Hasta ahora, el socialismo solo ha servido para supeditar el bienestar del pueblo a la clase política que ocupa Miraflores, mientras la cúpula chavista-madurista ha escamoteado el erario durante los últimos 20 años.
María Corina ha sabido capitalizar los sentimientos de insatisfacción con el régimen y la oposición funcional (AD, PJ, UNT) a través de un enfoque liberal que cruza fronteras demográficas.
Distanciándose del discurso convencional de sus oponentes, María Corina ha redefinido conceptos como nación, pueblo y justicia. Su enfoque ha logrado ser incomprensible para las vertientes más dogmáticas del madurismo y de la oposición funcional (AD, PJ, UNT), pero resonante para un público diverso y en crecimiento. Aunque muchas figuras políticas han considerado sus mensajes de la reunificación de la familia, la privatización del sector petrolero, el fin de la división del pueblo como irrelevantes, una “mayoría silenciosa” ha comenzado a prestar atención.
Según la última encuesta de Datanálisis (junio 2023), María Corina supera casi 6 veces la suma total de la intención de voto para los precandidatos de la primaria. Y frente a Maduro, la diferencia es 300% a favor de la precandidata de Vente Venezuela.
Un hecho que viene amenazando la continuidad del saqueo a la nación por parte del madurismo y, en alguna medida, la oposición funcional que ha estado por fuera del botín durante la última década -distinta a la oposición alacrán-.
El apoyo de Manuel Rosales a la campaña de Henrique Capriles busca acortar su distancia con María Corina. La intención es transferir al candidato de Primero Justicia la gran mayoría de los 500.000 votos que Rosales consiguió en las elecciones de gobernador del estado Zulia.
La apuesta es a que el margen de la victoria de Machado sobre el segundo lugar en la primaria no sea tan significativo que permita cuestionar su liderazgo opositor.
En este escenario, se anticipa que emergerán diversas candidaturas desde la supuesta oposición, lo que le dará a Maduro la oportunidad de mantenerse en el poder.
El cambio que quiere la mayoría de los venezolanos sería frustrado por un nuevo orden en el que los cogollos de la oposición funcional y la cúpula madurista se reparten el país: gobernaciones, alcaldías, legisladores, sin importar el bienestar de la nación.
Este nuevo orden finalmente legitimará un Estado con prácticas corruptas y criminales, allanando el camino para que las inversiones extranjeras regresen al país en busca de participar en la repartición del botín.
Sin embargo, la mayoría quiere un cambio que tiene en sus manos. Además, cuenta con una líder que puede lograr la transformación de Venezuela. Dependerá de cada uno si seguimos secuestrados por una élite que se amplía con nuevos actores o nos liberamos votando masivamente en la primaria y, luego, en la presidencial, por la opción que condensa el valor de la libertad y la afinidad con el libre mercado.