Maduro se encuentra en su peor momento político después de la muerte de Chávez. Los últimos estudios de opinión en mayo (Alfredo Keller y Asociados) y la primera semana de junio (Hercon Consultores) muestran que las cosas en el país van por mal camino.
En mayo, el 69% de los consultados consideran que el modelo económico es nada exitoso y en junio el 73% indican que la situación no mejorará en los próximos tres meses. Adicionalmente, la gestión de Maduro es evaluada negativamente 60% en mayo y 72% en junio.
Un hallazgo importante de la encuesta en junio es que Maduro pierde más del 50% del apoyo en los sectores débiles de la población (sectores D y E). Un bastión considerado vital para mantener la implantación del Plan de la Patria 2013-2019.
Dentro los sectores D y E el 70% califica el socialismo como malo en contraposición al capitalismo. Así mismo el 57% considera que la coyuntura requiere un cambio de gobierno a través de una salida constitucional. Y, Venezuela transita hacia una dictadura.
No obstante, dentro del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) Jorge Giordani fue tildado de traidor por hacer criticas a Maduro y su gestión – de no transmitir liderazgo, dar sensación de vacío de poder y tomar decisiones equivocadas en materia económica-, y Héctor Navarro fue relevado de la Dirección Nacional por pedir que se respondieran las denuncias de Giordani.
Por otro lado, José Vicente Rangel –un operador que ha sobrevivido a los distintos procesos políticos durante los últimos 60 años-, en su programa de Televen del pasado domingo, dijo que las expropiaciones "fueron en buena parte injustas" y remató conque "es de una gran ineficacia".
La tesis de que el Comandante Eterno se equivocó al escoger a Nicolás Maduro para consolidar la revolución bolivariana hacia el socialismo toma cuerpo. Hasta el punto que 63% de los electores entrevistados por Hercon rechazan a que Maduro se presente a una elección.
Sin embargo, Maduro hace caso omiso a las criticas internas del PSUV y a la opinión de los venezolanos reflejada en las encuestas. Ayer, señaló en el estado Aragua que "Las decisiones económicas son mías, aquí está el responsable. No voy a permitir que nadie me conduzca". Y, el 20 de junio anunció la segunda etapa del gobierno de calle, es decir, un mayor incremento del gasto público.
Es la estrategia para recuperar su popularidad, como lo hizo Chávez en 2003: relanzamiento de las misiones y propaganda. Sustentada por una política económica que es financiada por los precios del petróleo, el endeudamiento y la impresión de dinero sin respaldo por parte del Banco Central de Venezuela (BCV).
Ha sido la política empleada por Maduro y el equipo asesor desde que asumió el gobierno en abril 2013. A tal punto que la inyección de dinero ha tenido en 1 año un incremento similar al alcanzado en los 14 años de gobierno de Chávez. Una ampliación de la liquidez monetaria equivalente a Bsf. 661,196 mil millones o $104,952 mil millones (6 de junio 2014).
Un incremento que le dio buenos resultados en las elecciones de alcaldes y concejales de diciembre 2013, cuando la Oposición planteó el evento electoral como un plebiscito a la gestión de Maduro. Un mes antes de la votación el Gobierno había aumentado la liquidez en 19 puntos. Es decir, en noviembre pagó las misiones y todos los programas sociales. Una acción que combinó con el saqueo controlado de las tiendas Daka.
Por lo tanto, Maduro ante la fuerte crisis de gobernabilidad, las críticas dentro del PSUV y el rechazo en lo sectores populares, confía que su fortuna es el dinero inorgánico. Porque le permitiría el relanzamiento (pago) de las misiones y el manejo propagandístico de la gestión de gobierno. Con los cuales ganaría el tiempo necesario para reconquistar a los sectores populares y someter los factores dentro de la Oposición y del PSUV que estorban para el mandato.