Maduro, ante la crisis económica, entra cada vez más en una situación que podría desembocar en un default o cesación de pagos de la deuda adquirida por Venezuela desde el año 2006, de manera ambiciosa. Una realidad que está sujeta fuertemente por la deuda financiera y el atraso de entrega de divisas. Hasta ahora, ha tomado el camino de satisfacer al capital financiero.

El Gobierno cerró el 2013 con un déficit fiscal consolidado del 15,4% del Producto interno Bruto (PIB) y necesidades totales de financiamiento de 17,3% del PIB que fue financiado por el Banco Central de Venezuela (7,3%PIB), y con un endeudamiento interno (8,1%PIB) y externo (1,9% PIB).

Ese mismo año, la deuda pública externa neta se ubicó en $104.252 millones, de la cual el 58% no pertenecía al Gobierno central.



Una deuda pública externa que ha aumentado 292% entre 206-2013. A la vez representa un incremento del 251% del pasivo per cápita, porque pasó de $984 en el 2006 a $3.548 en el 2013. Es decir, que hoy cada venezolano tiene un compromiso de pago (deuda) de Bsf. 177.045 (Sicad 2), por ser el fiador de los que han empeñado a Venezuela.

La deuda interna también creció, hasta alcanzar el monto de Bsf. 420.502 millones en el 2013. Y, subido 70% en el 2010, 71% en el 2011, 66% en el 2012 y 65% el año pasado.



Al evaluar el efecto de la deuda pública total sobre el PIB, la incidencia varía con las diferentes tasas de cambio -bolívares por dólar-. Para los resultados del 2013 con un PIB nominal que creció vía volumen 1%, una inflación 56,1% y una devaluación en 32%, la relación deuda-PIB disminuye por un efecto aritmético.



Sin embargo, al correr el escenario con la tasa de cambio paralelo para 2012 y Sicad 2 para 2013 la deuda publica total alcanzó 184,3 puntos del PIB. El ascenso obedece al dramático aumento de la deuda externa, 168,5 puntos del PIB.



Adicionalmente, el Gobierno de Maduro ha estado acumulando deudas en divisas al no cancelar los compromisos con el sector privado por las importaciones, la repatriación de los dividendos, las expropiaciones y los servicios prestados. Hasta alcanzar una deuda no financiera en divisas de $56.215 millones.



Por lo tanto, si se suman a la deuda externa financiera las demoras en entrega de divisas, la deuda pública externa total alcanza un monto de $160.447 millones.

Para hacer frente al servicio de la deuda -lo que resta del año $6.300 millones y $ 5.100 millones en el 2015-, el Gobierno de Maduro cuenta fundamentalmente con la exportación a EE.UU. de los volúmenes de crudo y productos. Actualmente el volumen neto es equivalente a 713 mil barriles promedio día. Y, el monto promedio mensual asociado está en el orden de $2.068 millones.



La otra opción sería solicitar un préstamo a la banca de inversión internacional, emitir nueva deuda o reestructurar la deuda actual porque las reservas internacionales, $22.477 millones para el 30 de mayo, se encuentran 19% por debajo del nivel óptimo definido por el Banco Central. Las reservas líquidas para uso inmediato estarían en $2.477 millones. Un capital insuficiente para cancelar los compromisos en divisas.

En cuanto a la posibilidad de acceder a un empréstito de la banca internacional, el costo de dinero estaría afectado por el spread de Venezuela que en estos momentos es el mayor del mundo (1.027 puntos básicos) y los credit-spreads swaps alcanzarían los 1.300 puntos básicos.



Adicionalmente la clasificación de la deuda venezolana por Moody's es la equivalente a bonos basura.

En cuanto al préstamo del tramo C del Fondo Chino, las autoridades de Běijīng han decido esperar por el cumplimiento de una serie de condiciones que el Gobierno de Maduro no logra satisfacer. Los $2.000 millones entregados como anticipo por parte de Rosneft a PDVSA es una cantidad que ingresa a caja. Sin embargo, ese dinero se cancelará con crudo y productos, limitando aún más la capacidad de exportación de la estatal petrolera.

Hasta ahora, Maduro ha entrado en un default comercial y ha sometido al pueblo a una estrechez alimentaria para favorecer a los tenedores de los bonos y a los países amigos (con el suministro de crudo y productos en condiciones favorables).

El tiempo se le agota para hacer los cambios estructurales en la economía. Si continúa manteniendo la actitud obstinada de seguir con el modelo económico que ha conducido a Venezuela a la actual crisis, sencillamente los venezolanos no tendrán que comer.



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