La decisión del presidente Joe Biden de conceder clemencia a los sobrinos de Cilia Flores (primera combatiente del régimen venezolano), condenados a 216 meses por la justicia estadounidense por la “conspiración para (i) importar cocaína a Estados Unidos, o (ii) fabricar y distribuir cocaína, a sabiendas y con la intención de que sea importada a Estados Unidos”, solo obedeció a la defensa de los intereses de su nación. Recordemos que “los países no tienen amigos ni enemigos permanentes, solo intereses permanentes”.

La decisión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados (OPEP+) de recortar la producción de petróleo en 2 millones de barriles diarios (2% de la demanda mundial) a partir de noviembre ―el mayor recorte desde mayo de 2020― ha sido en defensa de sus intereses económicos, una decisión que desafía las presiones de la administración Biden para mantener bajos los precios mundiales del petróleo. Esta reducción amenaza con incrementar el valor de la gasolina y la inflación a tan solo 4 semanas de las elecciones de mitad de período en Estados Unidos.

Biden expresó su decepción y consideró que se trata de una medida “cortoplacista”. Asimismo, la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, calificó de “inútil e imprudente” la decisión del cartel petrolero y sus aliados.

Sin embargo, los países de la OPEP+ responden así a lo que advierten como una amenaza para sus economías: la eminente caída de los ingresos petroleros en el escenario de recesión, “muy, muy fuerte”, que se desatará en todo el mundo a más tardar en el segundo trimestre de 2023.

En tres o cuatro meses, cuando los inventarios de crudo estén en su máximo nivel y los precios de petróleo colapsen a niveles de 40 o menos dólares por barril, tendrán [OPEP+] que intervenir, recortando la producción para balancear el mercado. Por ello, están anticipándose a ese escenario. Buscan que los precios de -37, 9, 12, 15 dólares el barril WTI que tuvieron en abril de 2020, debido a la gran contracción de la demanda por el covid-19, no se repitan.

Además, la OPEP teme por el establecimiento de un tope de precios al crudo ruso por parte de Estados Unidos y la Unión Europea para evitar un choque de suministros y limitar los ingresos de Moscú por las exportaciones. Ve la medida como un control de los futuros esfuerzos para mover el mercado petrolero. Porque si Rusia acepta un valor por su petróleo, el resto de los países de la OPEP, incluidos los productores estadounidenses, tendrían que vender sus crudos a ese precio. Esto establecería un precedente muy peligroso debido a que los consumidores dictarían el precio al que los productores deben vender, un punto que los países de OPEP+ estarían renuentes a considerar.

Ante esta situación, la administración Biden busca aumentar el suministro de petróleo en cualquier parte del mundo menos en Estados Unidos por su agenda ecológica nacional. Seguir sacando petróleo de las reservas estratégicas para estabilizar el mercado tiene un límite. Ya ha retirado más de un tercio, 200 millones de barriles, por lo que busca el incremento de la producción en Venezuela e Irán, que han estado fuera del mercado petrolero debido a las sanciones de Occidente.

El diario The Wall Street Journal informó que Biden está “preparando la flexibilización de las sanciones” al régimen de Venezuela para que Chevron Corp. pueda reanudar el bombeo de petróleo. La medida está sujeta a que Maduro regrese a México para reiniciar conversaciones de buena fe con la Plataforma Unitaria.

La administración Biden cree que la modificación de la licencia que tiene actualmente Chevron para el “mantenimiento limitado de operaciones esenciales, contratos u otros acuerdos” para “la seguridad o la preservación de activos en Venezuela” sería suficiente para aumentar la producción y exportación de petróleo venezolano.

La modificación de la licencia no es suficiente para que Chevron realice operaciones de producción y exportación en Venezuela porque la Ley Orgánica de Hidrocarburos reserva esas actividades exclusivamente a Pdvsa.

La exportación del crudo para pagar el préstamo de Chevron a Petroboscán por 2.000 millones de dólares en 2013 (Pdvsa y Chevron son socias) ha sido a través de los offtakers autorizados por ambas partes. Aunque al final es una decisión de Pdvsa la autorización del offtaker. De hecho, la estatal petrolera venezolana adeuda 560 millones de dólares (2021) porque dejó de entregar petróleo a las empresas autorizadas para tal fin desde 2019.

Si se reforma la ley para que Chevron realice actividades de producción y exportación de petróleo el incremento sería de 100.000 barriles diarios en 6 meses y 200.000 más en 2 años. Resolver los problemas técnicos tomará tiempo y capital.

Por otro lado, la producción petrolera venezolana no levanta a pesar de que Maduro dice que Pdvsa está lista para suplirle petróleo a Estados Unidos, la Unión Europea y Asia.

Actualmente, Venezuela produce 690.000 barriles diarios promedio año, según las fuentes secundarias de la OPEP. Y las exportaciones en estos 9 meses alcanzaron un promedio anual de 493.000 barriles diarios, según los datos de TankerTracker.com, Inc.

Según un reporte interno de la estatal petrolera, 17 de las 43 subsidiarias productoras de petróleo o empresas conjuntas no reportaron producción alguna en septiembre. Incluye a Petroboscán, en la que Chevron es socia de Pdvsa.

La situación real en Venezuela dista mucho de los 2 millones de barriles diarios de producción que Maduro viene prometiendo cada 6 meses desde hace 3 años. Pdvsa no tiene las capacidades para volver a ser clave en el mercado petrolero.

En conclusión, los países de la OPEP+ defienden sus intereses económicos frente a una recesión mundial. El interés de Biden es asegurar la mayoría en la Cámara de Representantes y en el Senado en las elecciones de medio período; el de Chevron establecer en Venezuela su gran bastión petrolero durante la transición ecológica en Estados Unidos ―similar a lo que es Guyana para Exxon―; y el de Maduro arraigarse en el poder con los ingresos de las exportaciones petroleras a Estados Unidos y Europa, manejadas por Chevron.



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