El pasado viernes, 27 de mayo, el gobierno de Nicolás Maduro cambió de jugada para poder mantenerse en el poder. Hasta ese momento mantenía la confrontación con las mayorías que buscan resolver la crisis a través del referéndum revocatorio presidencial. Ese viernes en la Romana, República Dominicana, se reunieron por separado los representantes de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) y del Gobierno con los ex-presidentes José Luis Rodríguez Zapatero, Leonel Fernández, y Martín Torrijos, con la intención de establecer una agenda para el diálogo que buscaría la solución a la profunda crisis que atraviesa Venezuela.
Hace más de un mes, el 27 de abril, la MUD convocó a una marcha a nivel nacional ante las sedes regionales del Consejo Nacional Electoral (CNE) para exigir las planillas para la activación del referéndum revocatorio presidencial (RR), e iniciar el camino electoral para solventar la crisis de gobernabilidad que impide la solución de la actual crisis humanitaria en Venezuela. Así mismo, el comportamiento antidemocrático del gobierno de Maduro desde enero de este año -desautorización del poder legislativo a través de la Sala Constitucional de Tribunal Supremo de Justicia- ha permitido documentar la violación de la Carta Democrática Americana (OEA) por parte del régimen.
Estos hechos colocaron en jaque al gobierno de Maduro porque la posible manifestación de calle hubiese mostrado el gran rechazo a su gestión debido a que la crisis económico social había alcanzado el punto máximo (escasez de alimentos y medicinas, racionamiento extremo de agua y electricidad) en ese momento, y la posible aplicación de la Carta Democrática Americana dejaría al régimen sin el gran apoyo regional, por lo que la viabilidad política del gobierno de Maduro se complicaría al tener vigencia el artículo 350 de la Constitución Venezolana.
Fue por ello que Maduro dio la orden a la presidenta del CNE de entregar la planillas, con lo cual logró sortear las situaciones de riesgo y salir de la condición de jaque, porque la MUD detuvo la marcha y fue a las sedes del CNE a retirar las planillas, y en la OEA el ritmo de la solicitud para evaluar la aplicación de la Carta Democrática Americana disminuyó para darle cabida a la convocatoria del RR.
Sin embargo, la solución propuesta por el régimen de Maduro para salir de la crisis, el Referéndum Revocatorio, era pura retórica. La MUD hizo la tarea, recogió en 4 días 10 veces las firmas necesarias para iniciar la convocatoria del RR este año, y el gobierno de Maduro lo que ha hecho es bloquearlo (Aristóbulo Istúriz: "En Venezuela no se va a desarrollar un Referendo Revocatorio a Maduro"; Jorge Rodríguez: "La derecha sabe que es imposible que se haga un referéndum este año"; y Diosdado Cabello: "Es imposible que este año haya referéndum").
Es decir, la entrega de las planillas por parte del régimen de Maduro (CNE) a la MUD para buscar una salida democrática-electoral de la crisis no tenía esa intención. Fue una maniobra para ganar tiempo en el poder, desgastar a la MUD y congelar la aplicación de la Carta Democrática Americana.
Sin embargo, la constante conducta del gobierno de Maduro de trancar el juego democrático-electoral (RR) para salir de la crisis lo metió de nuevo en una condición de jaque, con opción a mate, porque la convocatoria para la aplicación de la Carta Democrática Americana está lista. La documentación para aplicarla es suficientemente sólida y la salida de Dilma Rousseff de la presidencia de Brasil hacen que la diplomacia de Venezuela no tenga los votos en la OEA para detener su ejecución.
Es por ello que el régimen de Maduro recurre con carácter de emergencia al diálogo. Una propuesta que ya presentó el Vaticano hace dos semanas cuando planteó enviar un represéntate para entablar un dialogo y el Gobierno lo negó.
Por ello, la última propuesta del régimen de Maduro (el diálogo) es la nueva jugada para salir del jaque. Una excelente movida por parte del Gobierno porque es difícil negarla por el lado de la MUD, sobre todo porque cautiva a los grandes países democráticos de la región que utilizarán el argumento: hay que darle espacio y tiempo al diálogo antes de aplicar la Carta. Como se hizo hace un mes cuando se dijo: hay que esperar la convocatoria del referéndum revocatorio -por cierto, sigue en stand by.
Si "por sus frutos los conoceréis" a los falsos profetas como dijo Jesús, los que "vienen a vosotros con disfraces de ovejas por dentro son lobos rapaces".
Al final el gobierno de Maduro seguirá sacrificando al pueblo venezolano. En esta oportunidad la nueva jugada, el diálogo, busca minar la confianza en la MUD y detener la aplicación de la Carta Democrática Americana descalificando a su Secretario General.
El diálogo será de sordos -como ha ocurrido con el referéndum revocatorio- y el tiempo habrá transcurrido sin una solución integral a la crisis venezolana.