El Ministerio de Relaciones Exteriores de Noruega informó este domingo que "los representantes de los principales actores políticos de Venezuela han decidido continuar el proceso de negociación facilitado por Noruega". Agregó que "las partes se reunirán esta semana en [la isla de] Barbados para avanzar en la búsqueda de una solución acordada y constitucional para el país. Las negociaciones se llevarán a cabo de manera continua y expedita".
Es la tercera vez en ocho semanas que las delegaciones de Nicolás Maduro y Juan Guaidó se encuentran. Hasta ahora, el avance de "la solución pacifica" de Noruega ha sido casi nula, porque Maduro y Guaidó tienen diferentes objetivos, el adelanto de las elecciones parlamentarias y el "cese de la usurpación", respectivamente.
Sin embargo, en esta ocasión, la fortaleza que tenía Maduro por ejercer un gobierno de facto y controlar el territorio venezolano disminuyó después del informe demoledor de la alta comisionada de la Organización de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre Venezuela, en el cual establece que "el mando" de Maduro es gracias a "la violación de los derechos humanos" de los venezolanos y a "la violencia del Estado". En pocas palabras, el informe califica a Maduro como un dictador cruel. Es "un caso clínico de crueldad para el mundo entero".
Esta condición de dictador cruel hace que Maduro pierda el apoyo de los líderes principales del socialismo democrático. Necesita de un salvavidas para recuperar "la piel de oveja", por lo que recurre a Noruega y a conceptos y conductas como "independencia y soberanía, apego estricto a las normas democráticas y de la Constitución".
El día que Michelle Bachelet publicó su informe, Vladimir Putin se reunió con el papa Francisco -teología de la liberación- en el Vaticano. Hablaron sobre la situación en Venezuela, entre otros temas. Y una semana antes, Putin y Trump también trataron el caso de Venezuela en Osaka, Japón, en la cumbre del G20.
Además, a finales de mayo, Elliott Abrams, enviado especial del gobierno de Estados Unidos para Venezuela, viajó a Roma para reunirse con Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede, con el fin de alinear la estrategia de la negociación en Oslo con la mediación de Noruega. Y, el 14 de junio, se realizaron reuniones en Estocolmo entre "actores claves" para superar la crisis en Venezuela mediante "una solución pacifica, política y democrática". Uno de los participantes fue la Cancillería rusa.
La situación en Venezuela es insostenible, inestable e inaceptable, por lo que los aliados internacionales de Maduro y Guaidó decidieron escoger "la solución pacifica, política y democrática" de Noruega para la salida de la crisis.
El diario español El Mundo señaló que "los noruegos aseguran a la oposición democrática que ya Maduro aceptó la convocatoria de unas elecciones presidenciales con garantías. Sin embargo, el principal escollo, según legisladores con directo conocimiento de las conversaciones, es que el 'presidente pueblo' no quiere abandonar el poder en los meses previos a los comicios".
En este sentido, Noruega coloca el énfasis en "el quién gobierna", razón de ser de la historia de la política venezolana desde su fundación como República.
Las grandes crisis (económica, humana, seguridad, servicios) que atraviesa Venezuela y que afecta a la mayoría de los venezolanos (80%) requiere de un acuerdo nacional, para establecer las bases del qué y el cómo de la Venezuela del siglo XXI, "la democracia productiva", que incluya el sector privado, los sindicatos, las universidades, las organizaciones sociales conjuntamente con el sector político, entre otros.
La coyuntura actual permite alcanzar este acuerdo a través de la Planificación Transformadora por Escenarios, porque el informe Bachelet "desahució al régimen" de Maduro, y sus aliados internacionales se quedaron sin la "narrativa revolucionaria del imperialismo".
En consecuencia, Rusia, China, y Estados Unidos -por otras razones- esperan ver "humo blanco" en Barbados, en cuanto a la solución "pacífica, política y democrática" de la crisis en Venezuela. Lo contrario, volverá a enfrentar a las grandes potencias en el sostenimiento de Maduro en el poder, y el informe de la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos se dejará de lado.