El histórico acuerdo firmado el pasado martes, 14 de julio, entre Irán y Estados Unidos junto a otras grandes potencias pone fin a las sanciones impuestas al régimen de los ayatolás en noviembre 2011. Y, permite al gobierno persa (chiítas) volver al mercado petrolero global con máxima capacidad.
Según el ministro de petróleo iraní, Bijan Zanganeh, la estatal petrolera, NIOC, podrá incorporar al mercado mundial 500 mil barriles por día (bpd) dentro de 60 días, y hasta 1 millón de bpd en los próximos 6 a 7 meses. Adicionalmente, varias organizaciones internacionales calculan que Irán tiene almacenado en alta mar 40 millones de barriles de crudo.
Mientas tanto. El reino de Arabia Saudita (sunita) -el mayor exportador de petróleo del mundo- bombeó en junio 10,564 millones bpd, superando el récord anterior, establecido en 1980. Por consiguiente. El suministro de petróleo de los países miembros de la OPEP se ubicó en 31,60 millones de bpd el pasado mes de junio. El nivel más alto en los últimos 3 años. Un incremento impulsado, también, por la producción casi récord de Irak.
Por otro lado. La Bolsa de valores de Shanghái en China cayó 33% desde mediado de junio hasta la semana pasada. Un mercado que había crecido más del 150% en los doce meses anteriores al inicio del desplome. Entre las causas está el débil crecimiento económico de China. Este año crecerá 6,8 % y 6,3 % en el 2016, según la última revisión del Fondo Monetario Internacional (FMI) -el crecimiento económico más bajo desde el 2009. Una disminución producto de las dificultades de la transición al nuevo modelo de crecimiento que se basa más en el consumo interno.
Un efecto del desplome bursátil chino es la reducción en la disponibilidad de fondos para el financiamiento de proyectos internacionales por parte del gobierno de Beijing (el gran prestamista mundial). También, afectará en la caída de los precios de los commodities por el estancamiento de las importaciones.
El comportamiento actual del mercado petrolero refleja el sucesivo incremento de la oferta OPEP y la caída de la Bolsa china. La estrategia saudí, el año pasado, de que "el mercado de crudo finalmente se estabilice por sí solo" le ha dado resultado, parcialmente. Porque logró desacelerar el creciente desarrollo de la producción de petróleo no convencional a nivel mundial -en la producción estadounidense de esquisto, los frackers y las grandes corporaciones petroleras recortaron los presupuestos de perforación hasta en un 40%.
A principios de este año, el precio del barril del WTI cayó por debajo de $50. A mediados de abril se había recuperado. Y, el 10 de junio alcanzó el precio más alto de $61 el barril. Se creía que era la "nueva normalidad", entre $55-$65 el barril, en la que podría basarse los planes y presupuestos. Sin embargo, en las últimas dos semanas los precios ha caído hasta un 16%.
En este contexto de precios del petróleo, la producción estadounidense ha aumentado medio millón de barriles día -de 9,2 millones bpd a 9,7 mbd. Un resultado alcanzado por una variedad de factores, entre los que se destacan una mayor eficiencia e innovación en las operaciones.
Ante el escenario: Irán colocando una mayor producción petrolera en el mercado mundial; China con la necesidad de estabilizar su mercado interno; Estados Unidos creciendo en su producción de crudos a pesar de precios del barril de crudo; Arabia Saudita encuentra nuevamente en el mercado petrolero su mejor arma. Para enfrentar la pugna con los ayatolas por la hegemonía en Medio Oriente. Porque busca que el régimen iraní mantenga los ingresos actuales de dólares por exportaciones petrolera. Que requiere un precio de $92.50 el barril para equilibrar su presupuesto.
La proyección del precio del WTI para que el reino saudí alcance el objetivo es de $45 -$50 el barril, en lo que resta del año y el primer semestre 2016. Si se desatan las pasiones, y Arabia Saudita e Irán entran en una guerra de precios el barril podría llegar a valores más bajos.
Para el Gobierno de Maduro esta nueva realidad de precio del petróleo, seguido con el cumplimiento de pago de los bonos soberanos y PDVSA en lo que resta del año y el primer semestre 2016, profundizará la ruta del desabastecimiento de productos y el agotamiento de las reservas internacionales. Reforzando el "hambre, empobrecimiento y llanto" de la mayoría de venezolanos.