Ante la presión internacional para que el gobierno de Nicolás Maduro acepte este año el "regreso a la estabilidad y a una democracia genuina", el oficialismo respondió el pasado lunes con la posible inhabilitación por parte del Tribunal Supremo de Justica (TSJ) de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) como un partido político, por lo que la MUD no podrá promover el referéndum revocatorio presidencial, según indicó la rectora del Consejo Nacional Electoral (CNE), Socorro Hernández en una entrevista ofrecida a Venevisión.

De igual manera, el gobernador del estado Carabobo y vicepresidente del PSUV, Francisco Ameliach reforzó la misma tesis en su cuenta twitter, @AmeliachPSUV, en la que solicitó al CNE cancelar la inscripción de la coalición opositora (MUD) como partido, según el artículo 32 de la ley de Partidos, con el fin de dejar sin efecto el 1% de las firmas recogidas por la MUD para la solicitud del referéndum revocatorio presidencial.

La nomenclatura del PSUV tiene tanto miedo a consultar al pueblo sobre si Maduro debe seguir en la presidencia este año y así salir de la crisis, que el TSJ, de seguro, está redactando el dictamen de la consulta del CNE, porque de acuerdo a los números internos del oficialismo, el voto duro -patria o muerte- está alrededor del 10%, con los que no podrá evitar una gran derrota electoral.

Como lo muestra la fotografía de la encuesta del 29 de Julio de Alfredo Keller y Asociados, en la cual la gran mayoría de los venezolanos, nueve de cada diez, dice que la situación del país va de regular hacia mal, mal o muy mal. Y cuando se segrega la población entre oficialistas y oposición, siete de cada diez chavistas indican lo mismo.

En cuanto al responsable de la crisis económica, política y social, seis de cada diez señalan que es el gobierno de Maduro y uno de cada diez a Chávez. La gran matriz de opinión del gobierno como causante de la crisis: la guerra económica, los empresarios, la oposición, el capitalismo y los Estados Unidos apenas logra convencer a uno y medio de cada diez personas -a los patria o muerte.

Y para rematar e intimidar más aún a la nomenclatura del PSUV -la solución para salir de la crisis- la salida de Maduro y nueva elecciones tienen un respaldo de ocho de cada diez venezolanos. En un año aumentó 15 puntos. Por lo que en un referéndum revocatorio presidencial votarían 16 millones de venezolanos para sacar a Maduro de la presidencia.

Todavía el establishment del PSUV no acepta la derrota del pasado 6 de diciembre, en la elecciones parlamentarias. Por ello sabe, Maduro y su entorno, que las encuestas están tomando el pulso de la situación en el país, no las están ignorando en esta ocasión porque en las elecciones parlamentarias del 6D, al no tomarlas en cuenta, fueron torpes al momento de hacer control de daños. Cuando quisieron reaccionar era muy tarde, por lo que Maduro tuvo que apelar a la Sala Constitucional del TSJ para manejar la gobernabilidad del país, pagando un alto costo al bloquear las acciones del poder legislativo. El gobierno de Maduro mostraba su verdadero rostro, "...trancando los elementos esenciales de la democracia representativa y los componentes fundamentales del ejercicio de la misma" [Luis Almagro-Carta Democrática].

Antier, Tibisay Lucena, en un si pero no, declaró que los tiempos no darán para efectuar el referéndum revocatorio este año, y que "el referendo es un medio de participación, no es una elección". Pateó para el 2017 la solicitud de la MUD de realizar el referéndum este año, en concordancia con la directriz del PSUV, porque los números no dan para sostener a Maduro en la presidencia de Venezuela, y en una jugada subrepticia la solicitud del revocatorio de la MUD se utilizaría para la salida de Maduro en el 2017, si es que no renuncia antes, dejando a uno de la nomenclatura terminar el mandato, como lo establece la constitución.

Al cerrar el CNE la consulta electoral este año, el gobierno de Maduro lleva la solución de la crisis a la calle ante la legitimidad que otorga el pueblo porque la democracia reside en los ciudadanos, y las encuestas (8 de cada 10) refuerzan la salida de Maduro del ejecutivo este año. Sin embargo, la nomenclatura del PSUV está convencida que es su última oportunidad para revertir los efectos del 6D. La decisión de si se queda este año o no estará fundamentalmente en manos de la calle y en un segundo lugar en el ámbito internacional.

Por lo tanto, la Oposición tendrá que reforzar la motivación de los ocho de cada diez venezolanos, que quieren la salida de Maduro este año, enfrentando la adversidad en la lucha política y mostrar que, a pesar de las dificultades que atraviesan en el día a día, continuar tres años más con un gobierno encabezado por el Plan de la Patria cercenará el futuro de los venezolanos.

Por ahora la MUD cuenta con las mayorías y el momentum político, y el gobierno con la represión e intimidación.

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